La colmena
Dibujo y sonido, afectados el uno por el otro, actúan como las huellas de habitantes que dominan un espacio. Un lugar adaptado a ellos, que responde al acercamiento de alguien ajeno atraído por la mezcla entre ansiedad y curiosidad que se produce al sumergirse en un entorno fuera de nuestro control.
El espectador se interna en la sala, en penunbra, y la instalación responde a su presencia.